El universo comenzó su vida con una explosión que tuvo lugar
no en un centro, sino en todas partes; como consecuencia las partículas
elementales comenzaron a alejarse unas de otras.
Al cabo de una centésima de segundo -el momento más
primitivo del que se puede hablar-, todo estaba a temperaturas extremadamente
altas, de unos cien mil millones de grados centígrados: a esta temperaturas las
partículas elementales del primitivo universo no podrían estar unidas, sino
separadas y en expansión. ¿Cuáles eran esas partículas elementales? El
electrón, de carga negativa, era una de las más abundantes, junto con los
positrones, que tienen la misma masa pero cargados positivamente. Además de los
positrones y electrones había otras partículas como los neutrinos (que carecen
de masa). En el universo de una centésima de segundo de antigüedad ya había luz
(compuesta, como en la actualidad, por "paquetes de energía" llamados
fotones); en el universo primitivo el numero de fotones era más o menos el
mismo que el de electrones, positrones y neutrinos.
Los electrones, positrones y neutrinos se formaban a partir
de energía pura y tras una corta vida morían. Su número venía determinado por
el balance entre el número de partículas creadas y el de aniquiladas.
La densidad de toda esta masa cósmica de cien mil millones
de grados era unas cuatro mil millones de veces mayor que el agua.
Hubo a continuación una contaminación de partículas pesadas:
los protones y los neutrones. Había un neutrón por cada mil millones de
electrones, positrones, neutrinos o fotones.
Conforme la explosión iba continuando, la temperatura iba
disminuyendo hasta llegar a una cifra de treinta mil millones de grados
centígrados al cabo de una décima de segundo; al minuto la temperatura estaba a
diez mil millones de grados y a los catorce segundos, unos tres mil millones de
grados. A esta temperatura, los positrones y electrones se aniquilaban más
rápido de lo que se tardaban en generarse a partir de los fotones y neutrinos.
La energía que se liberaba disminuyó la velocidad a la que se enfriaba el
universo... Pero la temperatura siguió disminuyendo hasta llegar a los mil
millones de grados al final de los tres primeros minutos.
A estas temperaturas, los protones y neutrones comenzaron a
formar núcleos más complejos, como el del hidrógeno pesado, cuyo núcleo sólo
está formado por un neutrón y un protón. Aunque la densidad era aun bastante
elevada, los núcleos ligeros se pudieron unir al núcleo del helio, que era el
núcleo ligero más estable.
Al final de los tres primeros minutos el universo contenía
luz, neutrinos y antineutrinos, también había una pequeña cantidad de material
nuclear, formado por un 73 por ciento de hidrógeno y un 27 por ciento de helio,
y un número pequeño de electrones. La materia se fue volviendo cada vez más
fría y menos densa, hasta que fue suficiente para que los electrones se unieran
a los núcleos y se formaran átomos de hidrógeno y de helio. El gas resultante
formaría agrupamientos que se condensarían para formar galaxias, y estrellas
del universo actual...
Al final del libro hablará del final del universo,
explicando que puede seguir expandiéndose bajando su temperatura cada vez más y
poco a poco enfriándose, vaciándose y agonizando o volver a contraerse
destruyendo nuevamente las galaxias, estrellas, átomos...
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